Lord Cabrera
“Me tengo mucha confianza. Ya hemos corrido con los coreanos que son los favoritos en la prueba, y con los griegos, y ninguno me ha ganado. Creo que con un poco de suerte, ese día y a dar de qué hablar”... de esta manera vivía Delfo Cabrera los días previos al campeonato de su vida, la maratón olímpica.
En agosto de 1948 el mundo giraba alrededor de Inglaterra, especialmente sobre Londres, donde se disputaron los Juegos Olímpicos de verano. La maratón de 42 km, la denominada prueba más antigua del mundo, comenzaba y finalizaba en el viejo estadio de Wembley.
Tres eran los atletas que representaron a la Argentina en aquella ocasión, además del nacido en Amstrong, provincia de Santa Fe, estuvieron Eusebio Guiñez y Armando Sensini. Si bien se conocían como colegas, el tiempo compartido en el extenso viaje los unió mucho más, por lo que los tres entrenaban más o menos a la par.
Los argentinos tenían un gran momento y muchas chances de figurar entre los 10 y hasta cinco primeros puestos, pero competían con grandes atletas como el belga Gailly y el local Thomas Richards.
El comienzo fue muy bueno para Guiñez porque lideró por bastante tiempo la prueba, pero la velocidad y resistencia del belga y el duro esfuerzo en los entrenamientos posteriores, lo hizo retrazarse.
Sobre la etapa final, tal como lo había planeado su entrenador, Cabrera mete un sprint final para alcanzar al líder ya dentro del estadio, con la ovación de la gente.
La última vuelta sentencia prácticamente la carrera, Delfo estaba ya pensando el la medalla dorada y en la gloria. Y así fue, el argentino mantiene el liderato dentro del estadio de Wembley y alcanza de este modo una de las victorias más importantes de él y del país.
Sin duda, Delfo Cabrera es uno de los pioneros e iconos más importantes del deporte argentino.
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